Uno de los atractivos de las cercanías de Bogotá es el Parque Natural Laguna del Cacique Guatavita. El trayecto le tomará una tarde o incluso un día entero, con almuerzo típico, si usted decide visitar también la Catedral de Sal de Zipaquirá o la mina de sal de Nemocón. Disfrutará la geografía de la Sabana de Bogotá, un altiplano enorme que fue un lago pleistocénico, colocado sobre la Cordillera de los Andes y bordeado de verdes montañas, de clima frío y con frecuencia soleado... o bien lluvioso, gris y más frío, como para tomar una taza de chocolate con queso.
La más sorprendente de las montañas es esta que abriga la laguna de Guatavita. Al subir a pie por entre la vegetación del subpáramo (ningún acceso para personas con limitaciones o con afecciones del corazón, así es la naturaleza) llegará a un escenario natural: un espejo de agua de color mágico que fue el anfiteatro natural donde tenía lugar la ceremonia de Eldorado.
Y sí, sí se han hallado objetos de oro en la laguna. Los primeros conquistadores españoles iniciaron proyectos de desagüe que luego de la Independencia siguieron los ingleses y otros tantos. Hoy la laguna es cuidada y protegida como un lugar sagrado para los indígenas de hoy y del pasado, como un santuario de fauna y flora y como un espacio donde al sentir la imponente belleza de la naturaleza aprendemos a respetar y disfrutar a la vez el patrimonio natural y el cultural.
No es fácil llegar en bus, lo ideal es tomar un tour o ir de paseo en automóvil con una familia colombiana.
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